La meditación es la herramienta más poderosa de comunicación que tenemos con nuestra divinidad, es el momento más íntimo y profundo donde nos revelan mucha información de nuestra historia. Aquí aprendemos a disponer nuestro cuerpo, alma y espíritu para conversar con El Creador.
Hay muchas formas de meditar: leer la biblia, mirar las aves volar, mirar a los ojos a alguien, recordar algo, mirar una flor. Se puede hacer con los ojos abiertos o cerrados, sentado, acostado o parado. Sin embargo, lo que hace la diferencia es un acto de consciencia y presencia. Marcela Mejía nos explica que meditar es entrar en presencia y consciencia en un punto neutro, sin expectativas de nada. Es conectar con mi consciencia, el Creador y tu Espíritu Divino, para que nos ayuden a conectar. Es importante entender esto, porque solo medito si tengo consciencia y presencia, para que no me lleven para que otro lado, para que nada me distraiga. Una meditación es cuando se está tan consciente de lo que se está viendo, que puedes experimentarlo sin expectativas. El Creador y tu Espíritu Divino se encargan de que estés en una dimensión donde vas a tomar consciencia.
Meditar es la consciencia de mi presencia, de mi espíritu alma y cuerpo. Hay factores que intervienen como el estado de ánimo, la respiración, el estado físico y la alimentación.
Meditar es entrar a un mundo en consciencia donde hay mucha paz, no hay pensamientos y consiste en perseverar e ir aumentando mi tiempo de consciencia. Hay que pedir mucha protección divina, para que ese momento esté cuidado por ángeles custodios y tu Espíritu Divino. No te desanimes por que es un proceso y eso implica ir avanzando poco a poco. Es entrar a dimensiones paso a paso y vencer obstáculos como pensamientos que se presentan. Es un despertar al animal tierra que somos para manejar mi biología.
Si deseas iniciar esta práctica, en primer lugar, para meditar, lo más importante es tener disposición y cero expectativas. Algunas personas no necesitan crear atmósferas. Sin embargo, para concentrarte puedes preparar tu espacio con una vela y con aromas como la lavanda, el romero, el eucalipto y la canela, porque las aromas son frecuencias para llamar el alma. Sobre todo, pedir protección divina. También, puedes decirte a ti mismo: me permito viajar a mi interior donde sé que se van a presentar muchos pensamientos y emociones, y allí poder darme cuenta que esto no me dejaba tener paz.
Por último, una meditación exitosa depende de que lo constante que seas y la actitud que tengas, porque el tiempo es relativo desde que tú tengas consciencia. Por: Sintonizando con mi ser – Marcela Mejía
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